La expresión “dulce Navidad” es más literal de lo que parece, y no nos referimos a la dulzura de sentimientos que se supone generan fechas tan entrañables, sino al exceso de azúcar al que no es fácil sustraerse. Los responsables de ello no son únicamente los turrones, bombones y dulces varios, también el alcohol, que nuestro organismo transforma en azúcar para poder metabolizar.
A ello hay que sumarle otros excesos calóricos que suelen cometerse en la mesa, ya que es muy difícil, si no imposible, que los menús típicamente navideños tengan las calorías contadas. Y si además añadimos al cóctel descrito el sedentarismo que propicia estas fechas, en las que solemos pasar bastantes horas alrededor de la mesa o descansando en casa, el resultado final es obvio.
Como también lo es uno de los primeros cometidos para el año que empieza: ponerse en forma. Y para conseguirlo, además de recuperar los buenos hábitos alimenticios que comporta una dieta equilibrada, recuperar las rutinas de ejercicio físico es otro básico fundamental. Afortunadamente, cada vez son más numerosas las personas para las que lejos de suponer un sacrificio, cuidarse es un auténtico placer cuyos resultados se hacen notar tanto en la salud como en el aspecto físico.
Enero: volver a empezar
No obstante, y como el mes de Enero suele ser un tanto difícil de remontar con la vuelta a la rutina y el clima poco favorable, no todo el mundo consigue recuperar con rapidez el nivel de forma física conseguido antes de Navidad. Las cosas de palacio van despacio, y a no ser que nos sintamos realmente motivados y deseosos de incorporar el ritmo de siempre, podemos hacerlo paulatinamente. A veces el cuerpo necesita tomarse cierto tiempo para habituarse a los cambios bruscos, y la dieta y el ejercicio físico inciden directamente en nuestro organismo.
Por lo tanto, lo más recomendable es que inicialmente cada uno adopte el ritmo que le haga sentirse mejor, porque de lo que se trata es de conseguir bienestar. Si el hecho de volver a ir diariamente al gimnasio resulta estresante o literalmente agotador, podemos empezar por ir tres veces por semana. Y paulatinamente, podremos incrementar la frecuencia si es lo que nos conviene, algo que suele suceder a medida que el buen tiempo se avecina.
A la par que la práctica regular del deporte, tiene que ir la supresión de alimentos “indeseados” en nuestra dieta. Para evitar tentaciones, si todavía quedan turrones y dulces en casa, es conveniente deshacerse de ellos: tal vez pueden destinarse a una buena causa, así como otros alimentos hipercalóricos que han quedado en nuestra despensa después de fiestas.
Fijarse una fecha límite para empezar a practicar deporte suele ser también una buena estrategia, sobre todo si coincide con el comienzo de la semana. Hay ciertos estudios que desaconsejan marcarse fecha en este sentido a mitad de semana.
Establecerse un planing destinado a organizar los entrenamientos de toda la semana, y sobre todo, cumplirlo escrupulosamente, también resulta útil. Hay que procurar que las sesiones marcadas sean equilibradas teniendo en cuenta nuestra forma física actual. Y por supuesto, no podemos olvidar dejar espacio en nuestra agenda para descansar, también del deporte, a no ser que estemos habituados a practicarlo diariamente sin problemas. Se trata de marcarse metas que sean asumibles, sobre todo al principio, y a medida que pase el tiempo y nos sintamos satisfechos de cumplirlas, siempre podemos incrementar la frecuencia o intensidad de la actividad física que hayamos escogido.
Practicar deporte en grupo: unidos venceremos
Otro recurso muy empleado cuando cuesta recuperar la rutina deportiva después de Navidad, o incluso para emprenderla por primera vez si hacer deporte es uno de los propósito para el nuevo año, es buscar compañía de apoyo. Quedar con alguna amistad para hacer running, montar en bicicleta, acudir al gimnasio, o incluso iniciarse por primera vez en alguna práctica deportiva, puede ser una buena forma de vencer resistencias iniciales. Una vez se consigue y nos habituamos a hacer deporte, con el tiempo es mucho más fácil vencer la pereza e incluso se echa en falta el día que no vamos a correr o al gimnasio.
Normalmente la recuperación de los hábitos deportivos después de Navidad se acompaña de la incorporación regular en nuestra dieta de los nutrientes necesarios para afrontar el deporte. De hecho, una dieta equilibrada es compañera inseparable de una correcta actividad deportiva. Aquí entran en juego los complementos deportivos o suplementos nutricionales, perfectos para conservar la actividad y que se mantenga mucho más en el tiempo. Complementos nutricionales como el colágeno hidrolizado, aporta elasticidad a numerosos tejidos del cuerpo, ya que constituye un tercio de las proteínas de huesos, tendones, articulaciones y ligamentos.
La práctica regular de deporte, con todos los indiscutibles beneficios que implica, también requiere un cuidado especial de las articulaciones y el sistema musculoesquelético. Con la ayuda de complementos nutricionales como Glucosamina y Condroitina, se previenen futuras lesiones, las recuperaciones son más rápidas, y sobre todo, se obtiene un mayor rendimiento de nuestra actividad deportiva, de forma segura y saludable.