La llegada del frío es temida por muchas personas no solamente por lo inclemente que puede ser el invierno, sino por las enfermedades o dolencias que puede desencadenar el descenso de la temperatura. . Los resfriados, infecciones de las vías altas (o respiratorias) y la gripe, acostumbran a ser los problemas de salud más frecuentes cuando llega el frío, pero hay otra dolencia que se puede agudizar: el dolor en las articulaciones.
Aunque el frío de por sí no puede producir enfermedades reumáticas ni articulares, sí se ha comprobado es que cuando bajan las temperaturas las personas que sufren de las articulaciones perciben más el dolor. Esta respuesta aumentada al estímulo del dolor recibe el nombre de hiperalgesia. Este fenómeno, también puede darse cuando aumenta la humedad o va a llover. La causa de que sea más evidente la sensación del dolor se debe a que cuando la temperatura es baja el corazón disminuye el gasto cardíaco. Como consecuencia de ello, la circulación de la sangre es más lenta y se produce una vasoconstricción que reduce el aporte de sangre al músculo. Esto provoca tensión muscular y aumenta la percepción del dolor. También se pueden formar contracturas, rigideces, y disminución de elasticidad en tendones y ligamentos. Hay que tener en cuenta que el frío es un estímulo que provoca la contracción de nuestros músculos como mecanismo de defensa, con las consecuencias negativas que puede tener. Puede producirse además pérdida de fuerza muscular y de colágeno, y esto último tiene un efecto muy perjudicial sobre articulaciones y tendones.
La relación del colágeno con articulaciones y ligamentos
La función del colágeno, la molécula proteica más abundante en los vertebrados, es la de unir los tejidos conectivos del cuerpo. Es un elemento de sostén que mantiene unido el conjunto de órganos que conforman el cuerpo: músculos, tendones, piel, ligamentos, huesos, cartílago, tejido adiposo y hematológico y órganos. Como puede verse, el correcto aporte diario de colágeno es muy importante para mantener buena salud. Gracias al colágeno se forman las fibras de las que se crean las estructuras del organismo, siendo el responsable de la elasticidad y firmeza de las mismas. Al ser un lubricante para ligamentos y cartílagos, mejora la movilidad de las articulaciones, las fortalece y disminuye el dolor de las mismas.
A partir de los 40 años aproximadamente, se reduce a la mitad la producción del colágeno en el cuerpo, provocando dolores en las articulaciones y musculatura, pérdida de elasticidad en la piel, deficiencias en la circulación, y un largo etcétera de dolencias derivadas de la carencia de esta proteína. Los deportistas de cualquier edad también necesitan un correcto aporte de colágeno para prevenir distensiones y tendinitis, así como el desgaste prematuro de las articulaciones. Cuando se sufre de problemas articulares o se pretende prevenirlos, la forma más eficaz es el consumo regular de suplementos de colágeno. El llamado colágeno hidrolizado permite una mayor asimilación por parte del cuerpo al ser más digestivo y biodisponible. Esto se debe a que este tipo de colágeno consigue romper las moléculas largas de colágeno en otras más pequeñas, los péptidos, que son absorbidos con más facilidad.
Cómo prevenir los efectos del frío en las articulaciones
Aquellas personas que sufren de problemas articulares o reumáticos se beneficiarán del consumo habitual de suplementos de colágeno, ya que tiene un efecto que mitiga el dolor. Esta puede ser una buena forma de prepararse para afrontar la bajada de temperaturas y el incremento de la percepción del dolor que comportan. Otras medidas complementarias pueden ser la aplicación de calor local en la zona afectada y evitar los cambios bruscos de temperatura. Para la aplicación de calor local pueden servir el uso de una esterilla eléctrica, los baños de parafina, los baños calientes, y los masajes con alcohol de romero. Si fuera posible, trasladarse durante unos días a una zona más cálida y seca puede mejorar los síntomas. La actividad física también es beneficiosa para las articulaciones, y no debería faltar en los días fríos. Téngase en cuenta que no es necesario salir al exterior para practicar ejercicios, hay tablas de gimnasia básica que pueden seguirse perfectamente desde casa. Una bicicleta estática puede ser una excelente solución, ya que ir en bicicleta precisamente es uno de los ejercicios más recomendados para ejercitar de forma saludable las articulaciones. Y cómo no, otra medida será protegerse del frío de forma adecuada, especialmente en las extremidades y en las manos, que suelen ser las zonas más afectadas en caso de dolor articular. Y es que si bien es cierto que no se puede evitar la llegada del frío, sí podemos protegernos de él y por ende proteger nuestras articulaciones. El invierno también es una estación para disfrutar, y tomando las medidas adecuadas las articulaciones no serán un obstáculo para ello.