En estos últimos tiempos, y como consecuencia del confinamiento motivado por el covid 19, el término “sedentarismo” ha cobrado más protagonismo. Y es que la falta de ejercicio físico, que no solamente implica la práctica deportiva sino todo lo que implique actividad corporal, ha sido una de las consecuencias negativas de estar confinados.
Hacer desplazamientos totales o parciales a pie, subir y bajar escaleras, o estar sujetos al ritmo que marca un horario fuera de casa, es una forma de actividad física.
Obviamente, el tele-trabajo, medida por otra parte útil y conveniente para frenar la expansión de la pandemia, ha supuesto un notable incremento del sedentarismo para muchas personas. Y hay que ser conscientes de sus consecuencias negativas para la salud, ya que el sedentarismo es más peligroso de lo que parece.
Cómo saber si llevamos una vida sedentaria
Se considera que una persona es sedentaria cuando al margen de su actividad laboral o académica, a lo largo del día no practica ningún deporte ni actividad física extra, permaneciendo sentada muchas horas. Se excluyen, claro está, aquellas personas cuya profesión implica precisamente lo contrario, trabajando de pie y en movimiento constante.
Si una persona desempeña un trabajo en el que transcurre 8 horas de su jornada laboral sentada, además de otras 8 horas de sueño nocturno, y otros momentos de descanso en su tiempo libre, esto supone que pase unas 20 horas diarias sin moverse.
Este sería un ejemplo de persona sedentaria, a no ser que parte de las 3 o 5 horas restantes del día las destine a practicar alguna actividad física. El esfuerzo merecería la pena, porque las principales organizaciones de salud califican el sedentarismo como un problema que afecta la salud tanto o más que el tabaquismo, el alcoholismo o la obesidad.
Las posibles consecuencias ser una persona sedentaria
Se calcula que el 60% de la población española entre los 18 y 65 años de edad no practican ningún deporte, y su única actividad física son las actividades diarias. Del porcentaje comentado,un 23% reconoce tener una actividad física diaria nula, y ni siquiera andan con regularidad.
Estas personas de vida claramente sedentaria, además de ser más propensas a la obesidad y a la baja forma física, tienen más riesgo de padecer el llamado síndrome metabólico. Éste se compone de una serie de enfermedades que, aunque de base sean leves, aumentan el riesgo de padecer otras graves como ciertos trastornos circulatorios, enfermedades cardiovasculares o diabetes mellitus tipo 2.
De hecho, el síndrome metabólico tiene consideración de pandemia mundial, ya que se calcula que lo padece una cuarta parte de la población mundial.
Las enfermedades consecuencia del síndrome metabólico
Son las siguientes:
- Sobrepeso u obesidad.
- Alta concentración de triglicéridos en sangre.
- Hipertensión arterial.
- Niveles de glucosa elevados en sangre.
- Alteraciones en los niveles de colesterol sanguíneo: más alto de lo normal, o más bajo de lo aconsejable.
Otros de los riesgos a los que está expuesta una persona sedentaria son los siguientes:
- Desarrollo de enfermedades cardiovasculares, con el consiguiente resultado de mortandad en algunos casos.
- Mayor riesgo de contraer cáncer.
- Se duplica el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo II.
- Debilitamiento considerable del sistema inmunitario, aumentando las posibilidades de contraer enfermedades infecciosas o víricas.
La buena noticia es que todos estas consecuencias derivadas del sedentarismo, pueden evitarse con el hábito diario de la práctica deportiva. Solamente con dedicar entre 30 y 60 minutos al día a realizar una actividad física de moderada a intensa, se reduce notablemente el riesgo de sufrir síndrome metabólico.
La duración de dicha actividad irá en función de su intensidad: si por ejemplo, se va a correr, con 20 o 30 minutos diarios será suficiente. En el caso de ir a caminar a paso rápido, que es otra forma saludable de ejercicio, entre 30 y 40 minutos cada día cumplirán su función para combatir el sedentarismo y sus efectos negativos.
Y para quienes ya hayan adquirido este hábito tan saludable o se estén planteando hacerlo, cuidar de sus articulaciones con suplementos de colágeno como Glucosamina y Condroitina o Collagen + será la mejor forma de aportar elasticidad a los tejidos del cuerpo. También incrementa la protección, flexibilidad y movimiento en articulaciones, tendones, ligamentos y huesos.
Porque cuidarse haciendo ejercicio, implica también mantener una buena salud ósea y unos cartílagos fuertes. Y al final, como resultado de todo, se consigue una mejora integral de la salud. De eso se trata.